Conociendo gente, cómo presentarse eficazmente

Sólo tienes una ocasión de causar una buena primera impresión y cada nueva persona que aparece en tu vida es una oportunidad de aprendizaje que debes aprovechar.

Con el paso del tiempo me he convertido en un friki del asunto. He aquí 10 consejos que he aprendido y que podrían facilitarte la tarea.

1. Estrecha la mano con firmeza

Una mano debilucha dispara un cartel de loser en tu frente. No pretendas golear por arrancarle la mano, juega al empate, defiende tu sólida posición vital con una mano firme y confiada.

Mola especialmente cuando es una chica la que estrecha su mano, ¿hasta cuándo va a durar esa danza patética de dos “besos” entre gente desconocida? Besos de verdad a los de cerca, el resto se los han de ganar.

2. “Míreme a los ojitos”

Le dijo Luis Aragonés a Romario. Añade al buen apretón una mirada segura, clava tus ojos, fíjate en el color, mantén la mirada y deja que sea la otra persona la que la aparte.

Ojo que un exceso puede hacer el efecto contrario, mira con seguridad pero que la otra persona no sienta que necesitas medicación.

Si te cuesta mirar a los ojos practica con desconocidos, gente que te cruzas, con camareros o dependientes, siempre con un gesto amable, sin que llamen al 112 por tu pinta de lunático acosador.

3. Sonríe

La vida te sonríe, tu sonrisa no es más que un reflejo, agradeces a ese desconocido ese momento único que te brinda con una sonrisa, que menos, ¿no?

4. Regala tu presencia

El mejor regalo que puedes hacer al desconocido que la vida te ha puesto delante es tu presencia, da igual que pase una ambulancia o el cometa Halley, nada van a hacer por ti, la persona que tienes enfrente puede que sí.

Ofrécele tu atención plena.

5. El poder del nombre

Su nombre es la palabra más importante para la persona que tienes delante, su identidad ante el mundo.

Recuérdalo, utiliza cualquier truco, asócialo a alguien conocido, al color de sus ojos, su ropa…repítelo cuando te lo diga- “Hola, soy Luis”, ”LUIS, qué tal LUIS? soy Ana.

Si pasados unos minutos eres capaz de recordarlo, repítelo, también al despedirte, nuestro cerebro adora cuando un desconocido al que estimamos nos nombra.

Ten en cuenta que con tu firme saludo, tu mirada y tu presencia confiada, todo aderezado con una sonrisa, vas con ventaja en el marcador, la otra persona inconscientemente te valora.

Usa su nombre con precisión y estará a punto de mearse en los pantalones.

En el frecuente caso de olvidar el nombre, tranquilidad, pregúntaselo de nuevo si quieres pero jamás pruebes suerte, confundir su nombre pateará su autoestima y habrás estropeado todo el gran trabajo, tarjeta roja y fin del partido.

6. El arte del small talk

Empieza a rodar la pelota, toca hablar, no empieces chutando desde medio campo, maneja el juego con suavidad.

Trata de ser agradable, no brillante.

Evita las preguntas estándar, ¿a qué te dedicas? Parece que va a llover, ¿no?

Si la ocurrencia no es tu fuerte en estos casos lleva preparados un par de “starters” con seguro de éxito. Un par de pistas, a la gente le encanta hablar de lo que le gusta, aficiones, pasiones, etc, y procura usar preguntas abiertas, que no inviten a responder sí-no.

Abre fuego, pero no domines la conversación. Es sencillo caer bien cuando haces las preguntas adecuadas.

7. Deja hablar

Con suerte uno de tus starters o preguntas acertadas habrá surtido efecto y tendrás a la otra persona contando cosas. Escucha y coge pistas, las necesitarás.

De largo, los mejores resultados en conversación los he obtenido dejando hablar.

8. Silencios, ¿incómodos? No para ti

A menudo son necesarios, no trates de rellenarlos balbuceando cualquier gilipollez.

Tómatelo como una transición hacia una nueva dirección en la conversación o como una oportunidad de salir. Utiliza la información captada o usa otro de tus trucos.

9. No preguntes a qué se dedica

Esa pregunta vislumbra interés por situar a la otra persona en el escalafón social, ¿la tratarías igual si es el gran ingeniero con un puestazo que si curra de último mono a media jornada? No te pongas en esa situación.

Explora en tu creatividad. Adiós convencionalismo caducados.

Si lo que buscas es una respuesta masticada que repetirá como un radiocasette, adelante. Si quieres saber si es una persona espabilada y despierta pon a prueba sus reflejos, ¿cómo? Lee el 10.

10. Sé el primero en decir algo inesperado

Ante los millones de personas con conversaciones similares una ligera variación hace una gran diferencia.

Da gusto encontrarse a alguien que no pregunta lo mismo. De la infinidad de palabras y circunstancias de la vida, ¿me vas a preguntar tú también a qué me dedico?

Sorprende con una pregunta diferente, en vez de preguntar a qué se dedica interésate por sus habilidades o sus sueños. Tendrás a tu oponente a tu merced y a poco hábil que seas tendrás un filón de conversación.

11. BONUS. Muestra interés por lo que te cuente la otra persona, pero ni tu interés ni tu tiempo son infinitos, evalúa lo positivo que puede aportarte la conversación y si crees que es poco, tras despedirte amablemente, toma las de Villadiego. Qué le aguante su padre.

Un caso de éxito

Una de las mayores exhibiciones que recibí en este tema fue de un moderno que venía a enseñarnos un piso para alquilar. 30 y pocos, me empezó ganando desde el principio, rebosaba autoconfianza, mano firme, mirada a los ojos, distancia ideal, cada vez que enseñaba algo nos nombraba, dándonos tiempo para mirar el piso sin tratar de rellenar los silencios.

Yo trataba de disputarle con preguntas acertadas pero me estaba goleando, su presencia y sus pintas de moderno ayudaban, jugaba en casa. Para despedirnos, consciente de su victoria absoluta, se gustó, y mientras me estrechaba su mano derecha puso su izquierda en mi hombro y mirándome a los ojos con la mayor sobrada que vi en mucho tiempo se despidió con un “hasta luego, primo”. Baño y masaje. Casi le aplaudo.

Entrena tu habilidad para presentarte eficazmente, nunca sabes de dónde y de quién va a surgir una gran oportunidad.​

Hay gente que tiene muy buenas ideas y gente que tiene muy buenas ideas de mierda.

Aquí está la diferencia